domingo, 19 de febrero de 2023

Cuando el amor no mata


Cuando el amor no mata


          Necesitaba urgente un cuerpo. El de Morris, tomando su café de la mañana fue el primero que encontró.

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        Morris acostumbraba desayunar en el jardín durante el verano, ya que era el único espacio exterior al que podía salir sin que lo siguieran una docena de guardaespaldas. Corría 2575 y era uno de los cantantes favoritos de ese mundo globalizado y eufórico.

       La disputa con Damaris, su novia desde hacía más de cinco años, lo había dejado en un estado melancólico durante días. Esa mañana no era diferente a las que vivía desde que ella se había marchado, sin embargo, se sintió diferente. Terminó su café, levantó su taza y se dirigió a la cocina donde Jorgelina, su mucama, se disponía a realizar los quehaceres del día.

         -¿Pero qué hace mi señor? ¡Faltaría más!¿Desde cuándo usted se encarga de estos menesteres?-

         Morris la miró desconcertado, no sólo por sus palabras, sino porque la acción había sido realizada sin pensarla, como si estuviera acostumbrado a hacerla. 

         Sus pensamientos fueron interrumpidos por Joseph, uno de sus guardaespaldas.

-Señor, su entrevista de las nueve ha sido cancelada.-

-Ok- contestó Morris, sin darle mucha importancia, lo que sorprendió al musculoso guardián.

-Pero señor, era una entrevista importante para su carrera.-

-Entendido- dijo el famoso y subió a su habitación, no sin antes pasar por el baño de la planta baja.

         La imagen en el espejo le devolvió una mirada que lo asustó. Oscura. En todo sentido.

          Decidió ocupar su tiempo en la sala de armas, donde practicaba en ocasiones defensa personal con algunos de sus guardaespaldas. Ni bien entró al lugar, se dirigió a la pared donde colgaba, como trofeos, diferentes armas de otras épocas y también actuales. No sabía usarlas, sólo estaban allí para adornar la pared. Dudó entre una cimitarra, un alfanje y un coteau. Se decidió por la primera, que había comprado a un coleccionista en varios millones. La tomó y fue como si la hubiese usado toda la vida. Entabló una batalla con Jaime, su mayordomo, que no entendía mucho lo que pasaba. Durante casi tres horas se deleitaron en una contienda que los dejó exhaustos.

         -No sabía que manejaba tan bien las armas señor.-

          -Yo tampoco, dijo Morris y salió.

    Bajaba las escaleras cuando sonó su teléfono. Sabia quien era aún antes de atender. Tal era la conexión que tenían. La voz de Damaris era dulce y segura.

-Necesito pasar a buscar algunas cosas. ¿A qué hora puedo hacerlo?-

-Cuando quieras- contestó cortante Morris.

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        El cuerpo de aquel joven le pareció lo suficientemente fuerte para llevar a cabo su misión. El viaje desde Antrana había sido algo caótico. Le pareció gracioso ver algunos objetos que mil años después ya no existían, pero no quiso distraerse en nimiedades. Buscó en su mente artificial la imagen de su víctima y la retuvo un momento. Era el único dato que le había dado aquel extraño hombre que lo contactara. Sólo debía hacer su trabajo y volver a su mundo de artificios.

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          El timbre lo sorprendió en la amplia sala, mientras miraba un documental sobre la pandemia que había azotado al mundo hacía 550 años y que había tenido como desenlace un nuevo orden mundial. Hizo un movimiento involuntario para levantarse a atender, pero Jorgelina ya estaba en la puerta.

-¡Mi querida Damaris! ¡Qué gusto verla!

-Igualmente Jorgelina. Sólo pasé a buscar algunas cosas.-

         Morris se había quedado inmóvil, mirándola desde la sala. Su mirada era por momentos muy oscura y por otros tenía ese brillo propio de los enamorados.

         Damaris se acercó y su perfume fue como un elixir para él.


        Se resistía a pensar que aquella mujer que había llegado fuera su víctima. Buscó en su memoria nuevamente la imagen. Era ella. La vio acercarse. Su caminar felino lo cautivó. Su perfume al saludar al cuerpo aún más. Intentó salir de él, su cerebro le indicaba peligro. Fue imposible. Su alma, humana, había logrado conectarse con el cuerpo y con aquella joven a quien debía eliminar. 

         En milésimas de segundos pasaron por su mente todas las opciones. Se decidió por una. Sería la primera vez que no cumpliría su misión.


 Sandra Patricia Galarza







martes, 31 de enero de 2023

Prematuro amanecer

                                      prematuro amanecer


un coro de silencios

lacera mis oídos 

y se sumerge en la espesura 

de un anochecido instante


la risa cae en las entrañas

de un largo quejido


carroñeros los ruidos narcisistas


llora un pájaro obsidiano


me susurra despedidas

                                              por la ventana

como un  vapor

que huele a tu café


martes, 24 de enero de 2023

El botón rojo


                                         El botón rojo

Metí la llave en la cerradura sigilosamente tratando de no despertar a mis vecinos. El silencio me aturdida. Crucé la sala y fui directamente al baño. Necesitaba una ducha urgente. Me fui despojando de cada una de mis prendas como si fuera un ritual que me condujera hacia la libertad. Tardé en ducharme más de lo habitual.  Salí del baño, prendí el lavarropas y me dirigí a mi habitación . Mis pensamientos, que no eran claros,  chocaron de repente con el saco de Mario colgado  en el perchero. El timbre me sobresaltó. Abrí la puerta. Sabía con quién me iba a encontrar.

- Buenas noches.

- ¿La Señora Gomez? Preguntó un oficial acompañado por dos más.

- Si. Contesté en un susurro apenas.

-Lamentamos comunicarle que se ha encontrado un cuerpo cerca del río. No encontramos su billetera por lo que deducimos que fue un robo. Pero en este pueblo nos conocemos todos. Por eso estamos aquí. Tendrá que ir a reconocer el cuerpo. Creemos que es su marido.

- Mis recuerdos de ese momento no son claros. No sé cómo terminé de vestirme y salí escoltada del oficial y sus dos ayudantes. El llanto empañaba mi vista.  Volví a recorrer ese camino que hacíamos casi todos los días con Mario a la salida de nuestros trabajos.  La llegada al lugar me devolvió a la realidad. Allí, tirado casi en la vera del camino que conducía al río,  un cuerpo. En el cielo, la luna cómplice,  se escondía entre las nubes. Me arrodillé y tomé su mano que estaba cerrada. Allí estaba. Un botón rojo. El botón de la camisa que había dejado lavando. Lo tomé disimuladamente y me levanté.   Llegué a casa  Me hice un té y mascullé entre dientes: -La soledad es la máxima expresión de libertad.

lunes, 16 de enero de 2023

Quiénes

                                                    Quiénes

Somos

paradojas extraviadas

en la jungla de la indiferencia

                                                  rebeldía

                                                                                                     poder

                                          guerra

                                   paz

                   desamor

Somos amor


entrañas desgajadas

en letras de utopías 


Somos

el llanto de una risa

perdida en la metáfora

de un deseo


Somos éstos

                        esos

                 .                aquellos

                                                       nosotros     

                                                                                                                         los otros

   

Somos poetas

robándole a algún dios

un verso.

                             



lunes, 9 de enero de 2023

sobre murientes

 sobre murientes


por la avenida de las masacres

desfila el miedo

con su  uniforme de linfa


                                    ejércitos de pájaros de muerte

                                    en rito sobrevuelan

                                     la desahuciada marcha

                                                                                                                                   detrás de las cortinas

                                                                                                                                    SOBREMUEREN

                                                                                                                                  niños huérfanos 

              


Feria Internacional del Libro Buenos Aires